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Mostrando entradas de mayo, 2019

Dulces sueños

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Hace tiempo que no suspiro, no respiro ni vivo (por ti). He dejado de buscarte, y ahora abrazo mis silencios, dibujo sonrisas, unas que ya no tienen tu firma, que no llevan tu nombre. Un nombre que hiere, y mata. Hace tiempo que miro al mar, a la luna y sus estrellas, y veo mi reflejo. Ya no hay heridas, sino cicatrices. El tiempo las ha mimado, y ahora me gritan que soy fuerte. He dejado de sufrir por un amor que solo fue mío, y nunca tuyo. Un amor que duele,  No es amor. Mi mundo ha dejado de girar sobre ti, ahora gira sobre sí mismo, y a pesar de haber perdido el rumbo, soy feliz. Soy feliz de haber encontrado un hogar que me hace bien. Soy feliz de haber salido de un laberinto, con cadenas, nudos y voces que arañaban, que ahogaban, y callaban mi voz. No es amor si aguantas, si callas y lloras. Hace tiempo que perdoné las heridas que dejaste en mi piel. Unas huellas que no olvidan ni gritos, ni golpes ni mentiras. El dolor nunca se olvida,

Una semana de locos

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Subía las escaleras como cualquier otro día, diez minutos antes de mi hora, me gustaba ser la primera en llegar. Ser la primera en empezar, en ordenar, en acabar. Era feliz en mi soledad, era feliz subiendo las escaleras en vez de subir en ascensor. Era feliz en aquellos diez minutos. El edificio estaba vacío, en silencio. Un silencio que se rellenaba con la música a todo volumen de mis cascos. No notaba el vació que aún permanecía en aquel frío edificio, y así, en mi ignorancia, subía las escaleras como una niña pequeña. De dos en dos y con los pies juntos, una pequeña competición contra mi aburrimiento. Fue entonces, con la pausa entre canción y canción que escuché una ligera risa a mis espaldas.  Me giré despacio con la cara colorada y vi a un total desconocido, un joven de más o menos mi edad, riéndose de lo que acababa de ver y yo, yo me di la vuelta y continué mi camino, con la cabeza alta y saltando los dos últimos escalones que me faltaban. Nadie iba a quitarme mis oc

Letras de una anónima

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No soy nadie y a la vez, lo soy todo. Soy la risa de un día con amigos, soy la lluvia golpeando el cristal, deslizándome por la superficie helada y ganando carreras imaginarias. Soy un astro en el cielo que pasa cada noche por encima de una ciudad olvidada. Soy una estrella que no pide deseos, los cumple, los tacha de una libreta llamada vida y sigue surcando el universo en búsqueda de un sueño. Un sueño grande, tan grande como el sol, como una semilla que crece y crece por doscientos años y acaba siendo ese increíble árbol que vive a pesar de la adversidad. Ese árbol que entre sus raíces hay marcas de historias pasadas, de reyes caídos y de pueblos en pie. Ese árbol, ese sueño de la niñez que crece, pero estático, esperando a poder salir de aquel cajón olvidado. Y mientras le dejé relegado al olvido me recordó en silencio que los sueños, sueños son... Siempre que no se luche por ellos. Una noche, de las muchas que pasé mirando al cielo, decidí luchar por él, darlo todo y esper

Cuentos de sirenas

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<< Sé que nunca os he hablado de mi hogar, de mi ciudad bajo el mar. Supongo que cada vez que pienso en ello me trae recuerdos de un tiempo mejor, de un tiempo sin miedo . >>  Me quedé en silencio, como todos, Aqua nunca hablaba, nunca decía más de lo que fuera estrictamente necesario. Era una mujer alta y delgada y su tez azul hacía juego con sus ojos de color zafiro, tenía el pelo negro y liso y un rostro serio. La rodeaba un aura de soledad y misticismo, todos sabíamos cómo había llegado a nuestras vidas, pero nadie sabía quién era ella antes de ser raptada por piratas. Cómo era su vida, si vivía entre sirenas o entre humanos, si amaba u odiaba, todo ella era un misterio.  La conocí dentro de aquel castillo del terror, dónde nos obligaban a trabajar, luchar, matar, dónde dejábamos de ser personas para ser esclavos, esclavos de él. Un hombre temible, un hombre al que, algún día, mataré, pero hoy, hoy era nuestro quinto día fuera de aquellas paredes. Cinco días d

Miedos en una noche sin luna

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No fueron los aullidos del lobo lo que nos asustó. Ni siquiera el silencio de una noche con niebla, ni un cielo sin estrellas. Fue la idea de perdernos por un camino que bien conocíamos los dos, donde sabíamos habría miedo, inseguridad y dolor.  Y mientras andábamos de la mano intentando no tropezar con las mismas piedras de antaño, nos miramos a los ojos y me dijiste adiós. Soltaste mi mano y seguiste caminando, perdiéndote en la inmensidad de la oscuridad. Ahí es cuando tuve miedo, miedo de perderme por perderte a ti.  Una noche sin luna ni estrellas, con niebla y un aullido, como pude pensar que esa noche hallaría amor. No encontré lo que buscaba, ni hallé consuelo en la soledad, me perdí deambulando por un camino escabroso, del que conocía cada grieta, cada roca, cada planta.  Para cuando salió el sol, lo único que encontré fue tu sombra en mi horizonte, un reflejo de un pasado cercano, ya olvidado en un futuro que tardará en llegar. - Cometa #SoloUnaHistoriaMás