La visita de Zeus
Por las calles de Madrid, por la zona de Chueca paseaba un hombre de
pelo largo y rizado con una barba frondosa y blanca. Vestía con una camisa
blanca decorada con unos gemelos en forma de rayo y unos pantalones vaqueros
oscuros junto con unas sandalias con calcetines.
Tras llegar a una intersección se quedó
esperando y maldiciendo para sí, la tardanza de su cita. "Maldito hijo, la puntualidad es
importante hasta para los inmortales, cuando aprenderá."
No tardó ni cinco de tiempo de Chronos en
llegar un hombre joven de pelo rubio, corto y rizado, con una chaqueta roja y
unas gafas de sol. Llegó montando sobre una moto, paró delante de su padre y le
entregó un casco que fue cogido con temeridad por él.
—
Llegas tarde
Apolo. — afirmó con seriedad el hombre mayor.
—
No sabía que
habíamos quedado a una hora concreta — guiñó el ojo con picardía mientras
se contenía la risa por ver a su querido padre pelearse con su melena y el
casco.
Dieron un par de vueltas por las calles de la
ciudad, más por divertimento del hijo por el miedo que pasaba el dios del
trueno con la velocidad del vehículo. Tras diez minutos, paró en la Gran Vía y
esperó a que su padre se bajara de la moto.
Ligeramente mareado se quitó el casco y se repasó
su pelo enredado mirando con cierto recelo a su hijo, por algo no era su
favorito.
—
No deberías
pensar eso Padre, es de mal gusto admitir favoritismos. — regañó una voz
femenina mientras saludaba a su hermano.
—
Ha vuelto a
decir que te quiere más a ti, ¿verdad? — se burló Apolo mientras
despeinaba los rizos de su padre y se escabullía dentro de una cafetería.
Con un largo suspiro, siguió a los dos jóvenes
dentro del lugar de moda del Olimpo. Todo comenzó con Afrodita y Hermes,
quienes no paraban de alabar el grandioso lugar digno de dioses que habían
encontrado. Lo mantenían bajo secreto, pero a través de artimañas Atenea había logrado sacar información a los dos dioses.
Había compartido su descubrimiento con su hermano Apolo, y juntos habían disfrutado del lugar. Un día, hablando de la escasez de chismes por el mundo divino decidieron convencer a su padre a bajar del Olimpo para probarlo. Querían divertirse con su falta de experiencia y su horrible temperamento, esperando ver algo digno de su tiempo y a la vez conseguir un poco de entretenimiento. Tras mucho insistir había llegado el día, se encontraban deseosos de ver el desenlace.
Aprovechando que su padre hacía la cola, los
dos hermanos se pusieron hablar.
—
Apuesto que
prueba el café y maldice al camarero.
—
No seas bobo,
maldecirá a la ciudad entera. — contestó la joven de pelo largo, moreno y
lacio.
Llevaba un vestido de tela plateada con un
corsé negro y unas botas negras hasta la rodilla. Había llegado en transporte
público, moviéndose entre los mortales, aprendiendo de sus nuevas
costumbres y sus formas de hablar y comunicarse.
Sellaron su apuesta con un ligero apretón de
manos y observaron cómo era el turno de su padre.
—
¿Qué desea
tomar?
—
Pues, no sé
bien, me gustaría conocer las opciones que poseen.
—
Mmm, vale...
Le recomiendo el café Mocca o el Caramel Macchiato, son los preferidos por nuestros
clientes, salvo que prefiera un té.
—
Pues si es tan
amable, pediré un Frappucino de Mocca blanco, con leche sin lactosa y doble de
nata.
Los dos hermanos se quedaron con la boca
abierta al ver como se desenvolvía y se miraron asombrados que no hubiera
desastre en el horizonte.
—
¿Nombre?
—
Zeus.
—
Pues serían
3,5 euros.
—
Por las barbas
de Poseidón, aquí tiene.
Tras unos minutos de espera le entregaron el
pedido y con una sonrisa de oreja a oreja se dirigió a sus hijos quienes
tuvieron que contener la risa al ver a su padre salir de la cafetería
triunfante con un vaso en el que claramente se leía "Zheuse".
No fue hasta que llegaron al Olimpo que no se
dio cuenta del error, y cuando lo hizo lanzó una tormenta eléctrica a la ciudad
de Madrid quien sufrió la ira de un Dios orgulloso y mancillado. Atenea, había
vuelto a tener la razón, Madrid había sido maldecida.
- Cometa.
Como siempre, me ha fascinado la historia.
ResponderEliminarEstoy descubriendo un género que desconocía que nunca había probado y me está gustando mucho.
Me alegra tanto oírte decir eso, ¡descubrir cosas y que encima gusten siempre es genial! Gracias por tomar tu tiempo para leer mi blog. Un saludo fuerte, Cometa.
EliminarNo suelo leer relatos pero los tuyos los amo ^^
ResponderEliminarQue ilusión me hace que digas eso, espero no defraudarte y que te sigan gustando. ¡Muchas gracias!
EliminarMe choca un poco imaginarme a nombres tipo Apolo o Hermes por las calles de Madrid, pero es un buen contraste, al menos desde mi punto de vista.
ResponderEliminarUn saludo.
Es un contraste curioso, me recuerda a los libros de Percy Jackson, me alegro que te haya gustado el relato. ¡Un abrazo muy fuerte!
Eliminar¡Qué original! Te felicito por la historia.
ResponderEliminarMe alegra mucho ver que has disfrutado con la historia, ¡ un abrazo!
Eliminar¡Qué interesante! Siempre me ha gustado la fusión de lo fantástico con lo real y tu texto le da un encanto especial a esa fusión. Muy bien escrito y sin ningún tipo de elementos extravagantes que puedan distraerte, así que mi más sincera enhorabuena.
ResponderEliminarUn saludo,