Érase una vez

Érase una vez,

una princesa que salió rana.

Que huyó de palacio aterrorizada

de las fachadas de mármol,

y las sonrisas de cristal.

Una princesa bella y lista,

que sentía que se ahogaba

entre tanta frialdad.

Una princesa que abrió los ojos

y vio la pobreza entre tantos lujos.

Y cuanto más se alejaba,

más se daba cuenta

de las máscaras de cartón, 

de los bailes al ritmo

de una falsa canción.

De los saludos fríos,

y de los abrazos vacíos.

Érase una vez,

una princesa que se cansó

de fingir y sonreír

ante una corte y,

ante un pueblo.

Una princesa que salió huyendo,

y fue rana

y fue princesa.

Y fue lo que quiso ser,

sin rey,

sin oro,

sin espada ni conjuro.

Luchó contra gigantes,

luchó contra dragones.

Luchó por su libertad, 

y luchó por ser feliz.

Y la princesa que fue rana,

la princesa que huyó,

fue feliz y verdadera,

ante una corte que la quería suya

y sumisa.

Ante un pueblo que la veía

bella y no inteligente.

Ante un príncipe que,

la veía a ella y a cincuenta.

Y ante un rey que la veía

como solución y no persona.

Érase una vez,

una princesa que decidió 

ser suya y de nadie más.

y fue feliz,

sin pueblo,

sin corte,

y sin rey.

- Cometa